Hoy todo es alegría, con el día 22 de diciembre, oficialmente arranca la Navidad, la época más maravillosa y derrochadora del año para muchos, los días más largos, tristes y fríos para otros. La verdad es que el mundo hoy por hoy digamos que se divide en dos: los que disfrutan de la Navidad y los que no.
Podemos ver, que, en enfecto, la Navidad está llena de luz, risas e ilusiones y buenas vibraciones para todos, pero detrás de toda esa luz, existe una gran oscuridad, desde las personas que gracias a la crisis que llevamos aguantando a base de bien (unos más que otros) desde hace casi dos años (y lo que nos queda) hasta el inmenso gasto de energía que se genera con todas estas lucecitas de colores en calles y hogares que iluminan la ciudad. Lo mires por donde lo mires, todo tiene su cara y su cruz. Esto es así. Pero lo que importa es que en estos días, el jefe es mejor jefe, los padres somos mejores padres, los familiares, los amigos y los compañeros son los mejores del mundo...eso sí, siempre y cuando hayamos cobrado la Paga Extra de Navidad, que tengamos para nuestro jamoncito, nuestras gambitas y nuestros turroncitos, los regalitos del amigo invisible y las cositas para los niños, sobrinos y vecinitos.
Hace pocos días, una compañera de la UNED de Málaga estuvo con un trancazo recopilando alimentos para los más desfavorecidos a las puertas de unos grandes almacenes. No pudo entregar una actividad que se nos pedía por esta misma razón. Y todo de manera altruista. Aquí, lectores, está el verdadero espíritu de la Navidad, de enero, de febrero y de todos los meses del año.
La solidaridad, esa palabra tan difícil de pronunciar para nosotros nativos españoles pero tan llena de significado en estas fechas, ¿verdad? Todo el mundo a hacer rifas, concursos, programas televisivos, maratones solidarios, etc. en estas fechas, a ver si queda algún alma caritativa por ahí a quien se le ablande el alma estos días y ponga un poco de su parte para una sillita de ruedas o un puñado de vacunas para niños africanos... Es el poder de la Navidad, todo el mundo es bueno en Navidad...¿Somos realmente solidarios?¿QUé hacemos para ayudar a los demás, esos que no nos tocan nada de nada y que sabemos que si damos, no vamos a recibir nada a cambio, quizás un "gracias" o una sonrisa? ¿Es esto poco?
Es precioso ver a los chiquillos cómo sonríen y miran los juguetes con verdadera admiración en los pasillos de los centros comerciales. A los padres se nos cae la baba y tomamos buena nota de lo que han pedido para Papá Noël y los Reyes Magos, sí, digo "y" y no "o" porque hoy en día raro es el crío que se queda sin pillar un regalo en ambos días. Y lo mejor de todo es que cuando el día 7 de enero reinician sus clases, la pregunta más oída estos días es: "¿A ti cuántos regalos te han traído?-A mí 11." "A mí 13, te gano por dos más, jeje". Es increíble pero cierto. Los niños no cuentan qué sino cuántos... O sea que desde pequeñitos, desde bebés, este consumismo al que estamos continuamente a merced, también resulta que a sabiendas colocamos a nuestros hijos como seres totalmente superficiales y consumistas. ¿Qué será de nosotros? No. ¿Qué será de ellos?
A lo mejor no estoy descubriendo nada nuevo, estoy segura de ello, pero simplemente quiero aportar mi reflexión ante el tema del consumismo brutal de estos días y decir que intentaré por todos los medios ser menos consumista e inculcar lo mismo para mis hijos. Para ti, lector, espero que opines algo sobre mi artículo y que te sientas también obligado a pensar sobre esto, y, por supuesto estás invitado a dejar tu aportación en mi blog, gracias por ello.
Podemos ver, que, en enfecto, la Navidad está llena de luz, risas e ilusiones y buenas vibraciones para todos, pero detrás de toda esa luz, existe una gran oscuridad, desde las personas que gracias a la crisis que llevamos aguantando a base de bien (unos más que otros) desde hace casi dos años (y lo que nos queda) hasta el inmenso gasto de energía que se genera con todas estas lucecitas de colores en calles y hogares que iluminan la ciudad. Lo mires por donde lo mires, todo tiene su cara y su cruz. Esto es así. Pero lo que importa es que en estos días, el jefe es mejor jefe, los padres somos mejores padres, los familiares, los amigos y los compañeros son los mejores del mundo...eso sí, siempre y cuando hayamos cobrado la Paga Extra de Navidad, que tengamos para nuestro jamoncito, nuestras gambitas y nuestros turroncitos, los regalitos del amigo invisible y las cositas para los niños, sobrinos y vecinitos.
Hace pocos días, una compañera de la UNED de Málaga estuvo con un trancazo recopilando alimentos para los más desfavorecidos a las puertas de unos grandes almacenes. No pudo entregar una actividad que se nos pedía por esta misma razón. Y todo de manera altruista. Aquí, lectores, está el verdadero espíritu de la Navidad, de enero, de febrero y de todos los meses del año.
La solidaridad, esa palabra tan difícil de pronunciar para nosotros nativos españoles pero tan llena de significado en estas fechas, ¿verdad? Todo el mundo a hacer rifas, concursos, programas televisivos, maratones solidarios, etc. en estas fechas, a ver si queda algún alma caritativa por ahí a quien se le ablande el alma estos días y ponga un poco de su parte para una sillita de ruedas o un puñado de vacunas para niños africanos... Es el poder de la Navidad, todo el mundo es bueno en Navidad...¿Somos realmente solidarios?¿QUé hacemos para ayudar a los demás, esos que no nos tocan nada de nada y que sabemos que si damos, no vamos a recibir nada a cambio, quizás un "gracias" o una sonrisa? ¿Es esto poco?
Es precioso ver a los chiquillos cómo sonríen y miran los juguetes con verdadera admiración en los pasillos de los centros comerciales. A los padres se nos cae la baba y tomamos buena nota de lo que han pedido para Papá Noël y los Reyes Magos, sí, digo "y" y no "o" porque hoy en día raro es el crío que se queda sin pillar un regalo en ambos días. Y lo mejor de todo es que cuando el día 7 de enero reinician sus clases, la pregunta más oída estos días es: "¿A ti cuántos regalos te han traído?-A mí 11." "A mí 13, te gano por dos más, jeje". Es increíble pero cierto. Los niños no cuentan qué sino cuántos... O sea que desde pequeñitos, desde bebés, este consumismo al que estamos continuamente a merced, también resulta que a sabiendas colocamos a nuestros hijos como seres totalmente superficiales y consumistas. ¿Qué será de nosotros? No. ¿Qué será de ellos?
A lo mejor no estoy descubriendo nada nuevo, estoy segura de ello, pero simplemente quiero aportar mi reflexión ante el tema del consumismo brutal de estos días y decir que intentaré por todos los medios ser menos consumista e inculcar lo mismo para mis hijos. Para ti, lector, espero que opines algo sobre mi artículo y que te sientas también obligado a pensar sobre esto, y, por supuesto estás invitado a dejar tu aportación en mi blog, gracias por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario